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Tintorero

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TINTORERO tra i colori

TINTORERO ENTRE COLORES

Es casi imposible no pararse en el mercado artesanal de Tintorero cuando se viaja por las carreteras del Estado Lara. Pues tanto el pueblo como su feria se encuentran al lado la gran autopista que conduce hacia la zona de Carora. Allí todos los fines de semana (y muchas veces durante la semana) se levantan las santa marías de unos puesticos ubicados en una estructura de ladrillos y tejas, los habitantes del lugar arman sus tarantines en ese espacio habilitado desde 1986 para ellos, acomodan lo que han elaborado en sus casas y lo exhiben orgullos al turista que venga a visitarlos. Dicen que el origen de Tintorero se puede buscar a finales del siglo XIX cuando Juan Evangelista Torrealba llegó a la zona de El Ermitaño con su esposa y al pie de ese cerro comienza a elaborar sus piezas, y se dedicó a preparar a sus hijos y a sus vecinos para el oficio. De esta forma fue como Sixto Sarmiento llegó a su taller, se convirtió en su ayudante y luego en uno de los nombres más destacados dentro de la historia del tejido de estas tierras. Con esto se dio inicio a la historia de trabajo de esta aldea artesanal que con los años aprendió a ser organizada y prospera. Tejer es un Arte. Eso es lo que dice Alida Pérez cuando se le pregunta por el oficio que hace a diario. Ella aprendió la técnica de su esposo Euclides Montez quien es descendiente de los Sarmiento. En su casa, hijos, nueras, yernos, sobrinos y primos trabajan incansablemente a diario. Elaboran hamacas, chinchorros, manteles, cobijas y todo aquello que se pueda hacer bajo el auspicio del telar. Pasar por el área donde se borda es como asistir a un espectáculo de baile. Los pies de cada trabajador parecieran sincronizados, las manos se mueven de un lado a otro buscando combinar los colores. Del aparato de madera saltan los tonos naranjas mezclados con el marrón, rosados se alternan con morados; rojos, azules y amarillos forman el tricolor venezolano. Alida ha tratado de llevar tanto color fuera de las fronteras de su estado, ha incentivado a los pobladores de Tintorero a participar en ferias, es de aquellas mujeres que le gusta que se sepa que en este pueblito de no más de 400 habitantes se trabaja duro cada día. Alida y Euclides venden las hamacas en 400 ó 500 bolívares, dependiendo del tamaño y forma. Casi todos venderlas al mismo precio. Tratan de mantenerlo porque están conscientes de que esto no es un producto de primera necesidad pero también saben que se trata de una obra de arte. Sin embargo, el problema de importación los afecta y tienen que comprar materia prima al primero que la ofrezca sin importar el precio. Comenta ella que antes la lana se sacaba de las ovejas, se teñía de forma artesanal, con preparados de plantas y flores, pero que eso se perdió con el tiempo “por lo menos aun tejemos, y esperamos que nuestros nietos y sus hijos sigan manteniendo viva la tradición”. De Todo en El paseo Artesanal No solo del tejido vive Tintorero, hay que recordar que Lara es famosa por la variedad artesanal que prolifera de las manos de sus habitantes. Así que en el mercado de este pueblo se puede encontrar barro y madera trabajado de diferentes maneras. Luis Sequera tiene su puesto en la feria desde hace casi veinte años. Se dedicó a fabricar piezas en gres. Dice que vende muy bien las vajillas y las cafeteras. Un juego de tazas en su puesto puede costar setenta bolívares. Él bendice estar en la entrada del paseo artesanal, pues casi todo el que pasa entra a su negocio. Juan Carlos Concepción y Rosa Covena tienen su tiendita justo en frente el espacio que hace las veces de plaza central del mercado. Ellos trabajan hace 11 años allí ofreciendo artículos hechos a base de tagua. Rosa llama a esta semilla marfil vegetal y dice que es traído del Amazonas. Con esta su esposo hace pulseras, collares, llaveros y recuerdos. Ella les graba nombres, sus hijos ayudan a lijar y dar forma a las piezas y entre todos atienden el local donde ofrecen artículos que cuestan entre cincuenta y doscientos bolívares. Ella cuenta que se vino de Barquisimeto a buscar un lugar más tranquilo para trabajar y formar una familia y aquí lo consiguió. Para Comer Bien No solo para comprar adornos, hamacas, ollas de barro e instrumentos musicales sirve una visita a Tintorero. También se pueden probar platos típicos de la gastronomía larense y otros tantos que allí se han inventado. En el mercado se encuentran ventas de cachapas, helados, panes y dos restaurantes. Agua de Manantial es uno de ellos. Néstor Guerrero es un merideño prestado a este suelo desde hace catorce años, especializado en la fabricación de artículos en madera decidió unir su arte con la gastronomía. Su local es un punto de referencia y parada de muchos conductores cuando pasan por la zona. Allí venden ovejo al horno, pabellón y chivo; también ofrecen un plato que Guerrero asegura es especial, lo llamaron Primavera de Pollo y se trata de una pechuga que lleva jamón, queso y crema de maíz al que acompañan con arroz, ensalada y tajada. Dice que él y su esposa lo inventaron y hoy en día es el producto que identifica su restaurante. Cuenta Néstor que aunque el fuerte de la zona es el tejido, todo tipo de artesanía es bien recibida y por ello el lugar se ha convertido en un centro artesanal por excelencia en Venezuela. Pero más allá de eso Tintorero es una población donde la cultura es materia obligada, donde cada habitante tiene la responsabilidad de pasar el testigo de generación en generación, donde todos han enfocado el concepto de comercialización en base al trabajo colectivo, lo que les ha permitido ofertar más que artículos, pues la sonrisa amable son el mejor regalo para la persona que hace un alto en el camino para visitarlos. Fotos: Raymar Velásquez @raymarven
E "quasi impossibile non fermarsi al Tintorero mercato dell"artigianato quando si viaggia sulle strade di Lara Stato. Per entrambe le persone e il loro fair sono accanto alla grande strada che porta alla zona di Carora. Ci ogni fine settimana (e spesso durante la settimana) i Marías santi circa puesticos situate in una struttura di mattoni e piastrelle di aumento, la gente del posto assemblati loro tarantines nello spazio previsto dal 1986 per loro, accogliere ciò che hanno sviluppato nelle loro case ei turisti mostra orgoglio vengono a visitare. Si dice che l"origine di Tintorero possibile cercare la fine del XIX secolo, quando Juan Evangelista Torrealba ha raggiunto la zona del Romito con la moglie e ai piedi del colle inizia a sviluppare i suoi pezzi, e si mise a preparare i loro figli e la loro vicini alla carica. Così è stato come Sixto Sarmiento è venuto a sua bottega, divenne il suo assistente e poi uno dei punti salienti della storia del tessuto di questa terra nomi. Con questo inizio è stato dato alla storia del lavoro di questo villaggio artigianale che negli anni ha imparato a essere organizzata e prospera. La tessitura è un"arte. Questo è quello che dice Alida Pérez quando gli viene chiesto per il lavoro che fate tutti i giorni. Ha imparato la tecnica di Euclide Montez suo marito che è un discendente del Sarmiento. A casa, figli, figlie, figli, nipoti e cugini lavorano instancabilmente ogni giorno. Realizzato amache, amache, tovaglie, coperte e tutto ciò che può essere fatto sotto gli auspici del telaio. Attraversare l"area in cui ricamo è come partecipare a un ballo. I piedi di ciascun lavoratore sembrano sincronizzati, le lancette si spostano da un lato all"altro cercando di combinare i colori. Apparecchio di legno popping toni arancio mescolati con il marrone, si alternano rosa con viola; rosso, blu e giallo forma il tricolore venezuelana. Alida ha cercato di portare tanto colore al di fuori dei confini del suo stato, ha incoraggiato i residenti di Tintorero a partecipare a fiere, sono le donne che ama essere conosciuto che si lavora sodo in questa città di non più di 400 abitanti ogni giorno. Alida ed Euclide vendere amache a 400 o 500 Bolivar, a seconda delle dimensioni e della forma. Quasi tutti vendono allo stesso prezzo. Essi cercano di tenerlo perché sono consapevoli che questo non è un prodotto di base, ma sanno anche che si tratta di un"opera d"arte. Tuttavia, il problema di importazione loro affetti e devono comprare materia prima per prima offerta, non importa il prezzo. Discutere prima la lana tirato fuori delle pecore è stato tinto a mano, con preparazioni a base di piante e fiori, ma che è stato perso nel corso del tempo, "almeno anche tessiamo, e speriamo che i nostri nipoti ei loro figli continuano a mantenere viva la tradizione. " Tutto nel Artisan camminare Tintorero Non solo il tessuto vivente, si ricordi che Lara è famosa per la varietà a mano che prolifera nelle mani del suo popolo. Così nel mercato per questo villaggio si possono trovare fango e legno lavorato in modi diversi. Luis Sequera ha il suo posto alla fiera per quasi venti anni. Ha iniziato a fare pezzi in grès. Dice che vende stoviglie bene e il caffè. Una serie di tazze in ufficio può costare settanta Bolivar. Benedice essere all"ingresso della corsa mestiere, perché quasi tutti coloro che passa tratta di vostro business. Juan Carlos Concepcion e Rosa Covena hanno il loro piccolo negozio proprio di fronte lo spazio che serve come il luogo centrale del mercato. Lavorano 11 anni fa ci offre oggetti realizzati con tagua. Rosa chiama questo seme avorio vegetale e dice che è portato dal Rio delle Amazzoni. Questo rende i suoi bracciali marito, collane, portachiavi e souvenir. Ha inciso i loro nomi, i loro figli aiutano levigatura e modellare i pezzi e insieme servono il locale dove offrono oggetti che costano tra i cinquanta ei duecento Bolivar. Lei dice che è venuto da Barquisimeto a trovare un posto più tranquillo per lavorare e crescere una famiglia e si svolge qui. Mangiare bene non solo di acquistare ornamenti, amache, vasi di terracotta e strumenti musicali serve una visita a Tintorero. È anche possibile provare i piatti tipici della gastronomia larense e altri che sono stati inventati lì. vendite sul mercato sono cachapas, gelati, pane e due ristoranti. Spring Water è uno di loro. Nestor Guerrero è un merideño dato a questa terra per quattordici anni, specializzata nella produzione di articoli in legno ha deciso di unire la loro arte con la gastronomia. Il tuo posto è un punto di riferimento e molti piloti si ferma quando si passa attraverso la zona. Ci ovejo vendere al forno, bandiera e di capra; offrono anche un piatto che assicura Guerrero è speciale, hanno chiamato pollo primavera ed è un prosciutto che porta al seno, formaggio e crema di mais accompagnano con riso, insalata e fetta. Dice che lui e sua moglie ha inventato e oggi è il prodotto che identifica il ristorante. Nestor ha forte che, anche se la zona è il tessuto, tutti i tipi di artigianato è ben accolto e quindi il posto è diventato un centro di artigianato di eccellenza in Venezuela. Ma oltre a questo Dyer è una città dove la cultura è obbligata importa dove ogni persona ha la responsabilità di passare il testimone di generazione in generazione, dove tutti si sono concentrati il ​​concetto di marketing basato sul lavoro collettivo, che li ha permesso offrire più elementi, come il dolce sorriso è il miglior regalo per la persona che fa una sosta sulla strada a far loro visita. Foto: Raymar Velasquez @raymarven
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